Australia es un lugar asombroso donde los incendios forestales forman parte del paisaje tanto como los canguros o los eucaliptos. Debido al clima cálido y seco, los incendios de matorrales o bosques de eucaliptos son muy frecuentes. Pero no sólo las especies vegetales autóctonas parecen estar adaptadas a estas duras condiciones, sino también algunos animales. Los equidnas, por ejemplo, no huyen, pero dominan una forma única de sobrevivir a un incendio sin sufrir consecuencias para la vida o la salud. Los equidnas no sólo pueden sobrevivir a un incendio, sino que también pueden subsistir sin peligro cuando no hay agua en los alrededores ni pequeños invertebrados de los que se alimentan. ¿Cómo lo consiguen?
Los científicos llevan tiempo observando que los equidnas tienen algún tipo de secreto que les permite sobrevivir sin problemas a los incendios naturales. Pero son animales muy reservados, y durante mucho tiempo los biólogos han sido incapaces de averiguar cómo se las arreglan los equidnas para mantenerse con vida cuando todo a su alrededor se convierte en cenizas. Para resolver este misterio, tuvieron que colocar unos sensores en animales de experimentación y provocar un incendio controlado. Resulta que, a la vista de un incendio que se aproxima, los asombrosos animales simplemente hibernan. Encuentran un hueco cómodo en un árbol, un refugio en la madera muerta, o simplemente cavan un agujero y excavan bajo tierra. Una vez en un refugio seguro, el equidna entra en anabiosis. La temperatura corporal desciende, la respiración, los latidos del corazón y otros procesos vitales se ralentizan. Este estado dura algún tiempo incluso después del incendio, ya que los equidnas simplemente no tienen nada que hacer en la zona devastada. Simplemente morirán de hambre, ya que no hay animales pequeños en el bosque calcinado y los equidnas están completamente privados de alimento. Después de que aparezcan los primeros insectos y otros animales pequeños en el lugar del fuego extinguido, los equidnas salen de su estado de hibernación y vuelven a la vida normal. A veces el refugio de un equidna resulta no ser demasiado fiable, y entonces sus cuerpos sufren un poco a causa del fuego. Científicos australianos han encontrado en repetidas ocasiones animales a los que se les han quemado las espinas. Pero los biólogos creen que la pérdida de las espinas no les causa sufrimiento físico, ya que los pinchos no son más que pelos que tienen un aspecto poco habitual. Al cabo de un tiempo, vuelven a crecer, devolviendo al equidna su aspecto original. La evolución de los equidnas tuvo lugar en condiciones australianas y los constantes incendios forestales llevaron a la formación de tan asombroso mecanismo de defensa. La hibernación es una forma muy cómoda de resistir a los incendios, que no sólo garantiza la preservación de la vida, sino que también ahorra mucho esfuerzo y tiempo. Hay que admirar la forma en que los equidnas se han adaptado a las realidades de la vida australiana. Un mal barrio: cómo un lago rico en peces se convirtió en pocos días en una masa de agua muerta
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