Si te alejas 130 kilómetros de la capital libia, encontrarás una asombrosa estructura circular cuyo color es similar al de la tierra. Se trata de Qasr Al Hajj, que muestra la arquitectura bereber en todo su esplendor: un edificio de arcilla con un gran patio. Hay docenas de ventanas, que recuerdan a catacumbas o a un antiguo pueblo fortificado.
Qasr al-Hayy se construyó entre los siglos VII y XIII aproximadamente. Por aquel entonces, esta estructura era utilizada por los peregrinos en su viaje a La Meca. Aquí dejarían algunos de los objetos innecesarios que hubieran podido entorpecer su viaje. Qasr se traduce del árabe como «castillo» y Hajj es en realidad el nombre de la peregrinación a la propia Meca, que los creyentes siguen realizando hoy en día. Así que Qasr al-Hayy no les servía más que de «vestuario» o sala de equipajes, como los que tenemos hoy en aeropuertos y estaciones de tren. Un mal barrio: cómo un lago rico en peces se convirtió en pocos días en una masa de agua muerta El edificio consta de 114 habitaciones, número elegido por una razón: el 114 se considera sagrado en el Corán. Las ventanas están dispuestas en tres filas. Es cierto que hoy se han añadido cinco salas más a las 114: algunas se han separado entre sí. Durante los últimos siglos, esta obra maestra de la arquitectura bereber se ha utilizado de forma muy prosaica: servía de almacén de aceites y también de granero donde se almacenaba el grano. Estas pequeñas cámaras pertenecían a los habitantes de los pueblos cercanos, cuyas casas eran pequeñas y no disponían de graneros propios. Qasr al-Hayy se utilizó como granero hasta mediados del siglo XX.
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