Las fotografías del famoso fotógrafo ruso Mijaíl Dashevski son un espejo de la vida de un ciudadano soviético, de la realidad soviética de la «era del socialismo desarrollado». Estas fotografías monocromas carecen de patetismo y brillo, pero sumergen al espectador en las últimas décadas de la URSS, una época olvidada y oscura. Los temas principales de las obras son la capital, el campo y sus habitantes.
Dashevsky era oriundo de Moscú a mediados de la década de 1930. Se formó como ingeniero y trabajó durante un tiempo en las obras de construcción de las centrales hidroeléctricas de Stalingrado y Bratsk. Su carrera como fotógrafo comenzó en Novator, una comunidad de fotógrafos de la capital. Aquí se mezclaban los fundamentos de la escuela clásica con el pensamiento libre y la investigación creativa. La obra de Dashevsky no podía exhibirse públicamente bajo el régimen de Brezhnev. Pero hoy, sus fotografías son especialmente preciosas: captan las pequeñas cosas, los detalles de la vida, cuyo recuerdo ha sido borrado o distorsionado por los mitos.
El autor pretendía retratar la psicología del filisteo soviético y la vida cotidiana de la gente corriente que se encuentra por la calle. Los niños y los ancianos son sus personajes favoritos.
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