El famoso palacio de Cleopatra descansa ahora en el fondo del mar Mediterráneo. Majestuosas estatuas de dioses, antiguos bajorrelieves egipcios y esfinges cubiertas de algas llevan más de mil años ocultas bajo las aguas del golfo. Nadie sabía exactamente dónde estaban las ruinas del palacio de la última reina de Egipto hasta que una expedición científica dirigida por Frank Goddio las descubrió a finales del siglo XX. Pero, ¿cómo acabó el enorme palacio bajo el agua?
La ciudad de Alejandría, situada en el delta del Nilo, en el mar Mediterráneo, fue la capital de Egipto durante la dinastía ptolemaica. Era el principal puerto marítimo del país y la ciudad era un importante centro del comercio internacional en el Mediterráneo. La población de la capital se estimaba entre 300.000 y 500.000 habitantes, lo que era mucho para la época. En Alejandría, en la isla de Antirodos, se encontraba el palacio de Cleopatra, la última y quizá más famosa soberana de la dinastía ptolemaica. Los científicos llevan mucho tiempo buscando el palacio y el vasto barrio real en zonas costeras, pero la suerte sólo sonrió al equipo de exploradores submarinos de Frank Goddio. Aunque difícilmente puede calificarse de suerte, el hallazgo fue más bien el resultado lógico del gran trabajo científico realizado por el arqueólogo. Franck Goddio lleva muchos años dedicado a la arqueología subacuática y ha utilizado su propio enfoque científico para descubrir más de una docena de barcos antiguos hundidos en distintas partes de los océanos del mundo. Entre sus descubrimientos figuran el famoso galeón San José y el Adelaida francés. Un mal barrio: cómo un lago rico en peces se convirtió en pocos días en una masa de agua muerta El descubrimiento de las ruinas del palacio de Cleopatra tuvo lugar en 1992, pero el hallazgo se anunció oficialmente cuatro años después. Los científicos contemplaron un espectáculo asombroso: estatuas e inscripciones egipcias antiguas en obeliscos que se asomaban a través de las profundidades de los siglos. En el fondo de la bahía se encontraron antiguas esfinges con rasgos faciales perdidos en el proceso de erosión del agua, estatuas de dioses, sacerdotes, numerosos bajorrelieves del antiguo Egipto con jeroglíficos y otros artefactos de la época. También se encontró aquí la cabeza de una estatua que supuestamente perteneció a Cesarión, hijo de la reina Cleopatra y César. Según los registros históricos disponibles, los barrios reales de Alejandría se inundaron en el siglo IV d.C. Los geólogos atribuyen este suceso a un fuerte terremoto y al posterior hundimiento de la parte costera de la ciudad. La razón de los cambios catastróficos en la ciudad es muy probablemente el terremoto de 365, cuyo epicentro se sitúa cerca de la isla de Creta. Los especialistas creen que el seísmo tuvo una magnitud de al menos 8, y los efectos catastróficos del suceso fueron visibles incluso en el norte de África. Una enorme ola de tsunami mató a muchas personas en Alejandría, destruyendo la ciudad. La mayoría de los hallazgos recuperados en los fondos marinos cercanos a Alejandría pasan a engrosar la colección del Museo Nacional de Alejandría. Por cierto, no es el único hallazgo submarino cerca de la ciudad. Allí se descubrieron los restos del naufragio de la ciudad de Heraklion, sobre el que escribimos en este artículo.
La parte hundida de Alejandría
Buceadores en una ciudad hundida
Frank Goddio
Cabeza de estatua de Cesarión
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