Esta historia es como dos guisantes en una vaina como la descrita en la novela Robinson Crusoe de Daniel Defoe. Por esta razón, varios estudiosos creen que lo que le ocurrió a Sergei Petrovich Lisitsyn es producto de la imaginación del escritor Nikolai Sibiryakov, que contó la historia al mundo. No obstante, el relato de la vida del Robinson ruso parece bastante verosímil, por lo que ofrecemos un vistazo a un interesante caso que pudo ocurrir a mediados del siglo XIX.
Como húsar retirado, Sergei Lisitsyn emprendió un viaje a las costas de Norteamérica. Sólo tenía 24 años, pero no era raro que los miembros de la nobleza se jubilaran a esa edad. El barco se dirigía a los asentamientos rusos en el continente americano, y al antiguo húsar le esperaba un viaje fascinante. Pero en cuanto el barco abandonó los confines del Mar de Okhotsk, nuestro héroe llegó a tierra. Como en el caso del prototipo real de la historia de Defoe, Sergei Lisitsyn enfureció a la capital con su comportamiento: el noble abusó del alcohol e incluso intentó organizar un motín en el barco. Fue castigado por su mal comportamiento: no sólo se le impidió ver las costas del continente vecino, sino que se le dejó solo y se le desembarcó en la cala conveniente más cercana. Cuando el antiguo húsar despertó en tierra, descubrió que se había quedado solo en un lugar desconocido. Afortunadamente para él, el capitán se había asegurado de que no muriera de hambre al principio, ni tampoco de frío. Le dejaron ropa de abrigo y zapatos, cerillas, algunas provisiones y algunas herramientas y un rifle. Aunque criado en el seno de una familia noble, Sergei no tardó en darse cuenta de que ahora sólo contaba consigo mismo y que, para sobrevivir, tendría que olvidar sus hábitos señoriales y empezar a actuar cuanto antes. Los premios más importantes del Imperio Ruso El joven cortó una cabaña de troncos y construyó un horno improvisado en su interior para poder cocinar alimentos y calentar el lugar donde pasaba el invierno. Tardó dos meses. El noble vivía de pescado recién capturado, setas y bayas del mar y de un oso que había cazado no lejos de su casa. En primavera, al solitario Robinson se le unieron otros dos ermitaños. Eran hombres de un barco que había llegado a tierra. La mayor parte de la tripulación, después de que el barco hiciera agua, subió a los botes y fue en busca de ayuda, mientras que Vasili y su hijo se quedaron a bordo. Además de sus dos compañeros, el asentamiento de Lisitsyn se enriqueció con animales de granja y semillas de cereales, que fueron transportados en barco a la América rusa. Pronto el noble, acompañado de sus compañeros, decidió abandonar la cabaña y explorar la costa. Una corta caminata les llevó al río Amur, en cuyo valle tropezaron con colonos rusos. Así terminaron las aventuras en la taiga del húsar retirado, que había vivido unos nueve meses lejos de casa y de los beneficios de la civilización.
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