Mil veces al menos, todo el mundo ha oído decir que nuestro planeta se encuentra en una situación catastrófica. Nunca antes en la historia de la existencia humana se habían encontrado los seres humanos en una situación tan desesperada como ésta. Así que cualquier iniciativa que pretenda rectificar la situación actual es recibida con entusiasmo. Hoy queremos centrarnos en una idea genial, que ha surgido gracias a unos requisitos previos no tan geniales.
Akshar es una escuela muy poco habitual de la India cuyos alumnos llevan bolsas de plástico de camino a clase todos los días.
El cofundador de la escuela, Mazin Mukhtar, cuenta que conoció a su futura esposa en Nueva York en 2013 y resultó que ambos soñaban con abrir una escuela para niños indios pobres.
Durante los primeros años la escuela fue completamente gratuita, pero entonces a Mazin y a su pareja se les ocurrió una gran idea. Decidieron que era posible no sólo educar a los niños, sino también salvar el planeta combinando ambas misiones. Así que la pareja introdujo una política de tasas escolares de plástico en su colegio. Lo llaman «deberes obligatorios» en lugar de una tasa. Los niños deben traer todos los residuos plásticos secos y limpios de casa a la escuela. Un mal barrio: cómo un lago rico en peces se convirtió en pocos días en una masa de agua muerta Además, Mazin y Parmita han ideado otro interesante sistema para motivar a los niños a estudiar bien. Los alumnos mayores de la escuela Akshar ayudan a sus amigos más jóvenes con sus estudios ganando billetes falsos. Luego pueden cambiar este dinero de juguete en la escuela por comida, papel e incluso ropa. Además, la pareja no deja de informarse sobre los peligros del plástico y las consecuencias de su uso irreflexivo. Según Parmita, muchos padres solían quemar plástico para calentar sus casas. Se quedaron estupefactos cuando descubrieron lo mucho que estaba afectando a la salud de sus familias. Una pareja india ha sido capaz de organizarse para no limitarse a dar a los niños un currículo, sino criar personas conscientes y responsables, preparadas para enfrentarse a los problemas de hoy y encontrarles soluciones. Inicialmente con sólo dos docenas de niños, la escuela cuenta ahora con más de cien alumnos, cada uno de los cuales aporta unos 25 residuos plásticos a la semana. Se enseña a los alumnos que de este modo contribuyen al bienestar de la sociedad.
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