Burak Bulut Yildirim trabajaba como fotógrafo retratista en Estambul antes de que el COVID-19 golpeara la ciudad. Ha fotografiado a personas y dirigido varios talleres de fotografía de retrato y moda. En los últimos quince años de su carrera profesional, Burak admite que apenas ha pasado un día sin hacer un retrato. Pero en marzo de este año su vida y su trabajo cambiaron radicalmente, al igual que las vidas de millones de personas en todo el mundo.
Yıldırım calcula que a principios de mayo llevaba 50 días en casa. Y como este calvario es realmente duro para él, el fotógrafo decidió que debía encontrar la manera de seguir fotografiando rostros, aunque estuviera confinado en su piso. Mientras observaba su apartamento, empezó a ver oportunidades para seguir haciendo retratos. Aunque los «rostros» que encuentra no son humanos, también muestran emociones diferentes. A veces los sujetos que le rodean nos sonríen, a veces nos miran con desaprobación, a veces con tristeza. Así nació el nuevo proyecto del fotógrafo turco, Faces of Quarantine.
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