A pesar de la disponibilidad de modernas ayudas a la navegación y de las mejoras en la tecnología de seguridad, hoy en día siguen produciéndose naufragios. Hay varias razones para ello, pero en la mayoría de los casos la culpa es del tiempo impredecible. Tal fue el caso del yate Infinite Sea, que se hundió frente a las costas de la Antártida. Afortunadamente, esta historia de naufragio tiene un final feliz.
En el barco viajaba un equipo de filmación de Brasil, dirigido por el conocido periodista y productor Joao Mesquita. En la primavera de 2012, el equipo de cuatro personas se dispuso a rodar un documental, pero el tiempo interfirió en sus planes y casi acaba con sus vidas. El yate estaba en la bahía de Maxwell cuando el tiempo empeoró y se levantó un vendaval. Las olas eran muy fuertes, el agua inundaba la cubierta y el barco se balanceaba de un lado a otro. La tripulación corría un gran riesgo y el barco podría haber chocado contra el témpano en cualquier momento. Estaba claro que el barco no sobreviviría a la tormenta y hubo que pedir ayuda. Cinco razones por las que me encanta Kuala Lumpur El equipo brasileño tuvo la suerte de contar con un barco chileno, el Fry, con militares a bordo. Cerca de la Antártida no hay un tráfico marítimo tan intenso como, por ejemplo, en el Mediterráneo, por lo que la llegada de los marineros chilenos podría calificarse de auténtico milagro. La tripulación fue evacuada, aunque fue casi imposible hacerlo en condiciones de tormenta: se necesitaron dos días para evacuar a cuatro personas. Por desgracia, el yate no tuvo tanta suerte: la embarcación quedó encajada entre el hielo flotante y luego se sumergió bajo el agua. El yate tuvo que ser abandonado en la bahía de Maxwell ya que las condiciones meteorológicas y el hielo no permitían remolcarlo. Esta zona es bastante poco profunda, no más de 10 metros hasta el fondo, por lo que el casco del yate era fácilmente visible en el agua clara y helada. João Mesquita estaba decidido a volver a por su yate y recuperarlo. La embarcación pudo ser rescatada sacándola a la superficie, ya que yacía en aguas poco profundas. Además, durante la evacuación se habían dejado allí algunos equipos valiosos. Así que en el verano de 2013 se puso en marcha una operación de rescate. Joao Mesquita volvió al lugar del naufragio con rescatadores profesionales. Con la ayuda de buzos y equipos de rescate consiguieron sacar el barco a la superficie. Aunque las fotos del yate hundido han estado circulando por Internet con sonoros titulares, la embarcación hace tiempo que desapareció. Pero como el yate quedó atrapado entre los témpanos de hielo, el casco resultó gravemente dañado y no fue posible realizar más reparaciones.
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